miércoles, 3 de junio de 2015

Emocion y Cerebro

Introducción
Con el curso de la vida humana se ha llegado a estudiar las emociones, de diferentes formas según la época, la cultura y muchos otros factores como la magnitud y sus cualidades sus sistemas de respuesta, su ubicación etc.  Todo esto con la finalidad de entender las emociones en su carácter multidimensional  y de interacción con el pensamiento y la conducta.

Objetivo

Conocer el origen, la probable ubicación de las emociones, así como la importancia y la asociación con otros procesos, la repercusión en la conducta así como el valor de las mismas en la toma de decisiones y el pasaje al acto.


Es importante que ubiquemos a las emociones en el cerebro principalmente y no en otras partes del cuerpo como se creía, antes cabe mencionar que si existe aportaciones de otros órganos y sistemas; y una vez ubicados en el cerebro  para abordar el tema de las emociones, ubiquemos que a lo que coloquialmente llamamos emoción no corresponde a un proceso cerebral independiente y separado, más bien es el resultado de múltiples mecanismos cerebrales que interactúan juntos para darle cualidades diferentes a las emociones; otra punto es que los mecanismos cerebrales de conducta emocional son muy primitivos por su aparición y se han conservado además de ser “inconscientes” ya que la conciencia como menciono Freud solo es la parte final de un sistema de operaciones cerebrales más amplio, De ahí que los procesos cognitivos estén más sometidos a las emociones que a la inversa y que puedan, en determinadas circunstancias, verse avasallados por éstas. Las emociones juegan, además, un papel importante en la determinación de conductas futuras y sus trastornos pueden dar lugar a graves alteraciones del comportamiento, de carácter patológico; por esto el uso de modelos animales puede ser de gran utilidad para comprender como funcionan los mecanismos cerebrales de las emociones en el hombre, puesto que en una parte muy importante de sus bases cerebrales, no parecen existir diferencias cualitativas esenciales entre un caso u otro.

En un principio de estos estudios Hipócrates, cinco siglos antes de cristo decía que nuestra estabilidad emocional dependía del equilibrio de cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. De ahí que todavía conservemos el uso del término humor para referirnos a nuestros estados de ánimo. De allí le siguieron los estudios se San Agustín y Leonardo da Vinci y después uno de los más importantes fue el de Franz; Joseph Gall un científico que  descubrió que las diferentes funciones cerebrales se localizan en zonas diferentes del cerebro lo que fue precursor de la disciplina llamada frenología, lo que en paralelo los neurólogos iban adquiriendo conciencia de que determinadas áreas del cerebro  tenía que ver con las emociones y posterior a esto los estudios de psicólogos y fisiólogos ponían también en evidencia dos elementos clave en la emoción: por un lado el componente subjetivo, que algunos llaman “sentimiento” y por el otro la respuesta corporal, compuesta de una parte que llamamos vegetativa y otra respuesta motora, que da lugar a la expresión somática, gestual de las emociones. Y esta última declaración ha sido causa de grandes discusiones y diferentes teorías sobre la organización de las emociones en el cerebro, y de allí sobre que funciona primero si el “sentimiento” o “el pensamiento”.
Argumentos posteriores resultado de los experimentos de Walter
Cannon donde se realizó lesiones controladas que eliminaban los hemisferios cerebrales y una parte de los núcleos profundos del cerebro y observó que cuando la lesión preservaba la zona del mismo llamada el hipotálamo, se producía en el animal un cuadro denominado ‘falsa rabia’, que esto era un cuadro típico de un estado de cólera producido por un estímulo cutáneo inocuo, cuando la lesión afectaba también al hipotálamo, la respuesta de falsa rabia no aparecía, aunque se observaban algunos elementos descoordinados de la misma. Todo ello sugería que el hipotálamo caudal, preservado en el primer caso, era imprescindible para la expresión coordinada de conductas emocionales y que tal expresión era estereotipada e independiente de los elementos cognitivos conscientes de la emoción, que serían producidos por estructuras cerebrales más altas, incluyendo la corteza.
Básicamente la teoría de Cannon-Bard sobre las emociones establecía que unas zonas particulares del cerebro (tálamo e hipotálamo) eran responsables de  las respuestas emocionales integradas dándole a la corteza cerebral la información necesaria para poner en marcha los mecanismos cerebrales de consciencia de la emoción. Con esto se da una perspectiva bastante amplia para el estudio de las emociones voluntarias (que son las que llevan el componente de la cognición y son conscientes) e involuntarias (que son las primitivas y no conscientes) y las diferentes ubicaciones según la evolución del cerebro dicho por Paul McLean desarrollando una teoría llamada teoría del cerebro ternario de origen progresivamente más moderno (reptil, paleomamífero y neomamífero) cada uno con un funcionamiento muy autónomo, su propia inteligencia, memoria y sentido del tiempo. Solo en los mamíferos superiores estarían presentes los tres cerebros, mientras que las aves, reptiles, anfibios y peces solo tendrían el ‘cerebro reptil’. El cerebro paleomamífero lo constituiría, básicamente, el sistema límbico.

La amígdala cerebral juega un papel importante en la regulación de las conductas emocionales según la experiencia clínica y la experimentación así como los análisis de Kluver y Bucy que pusieron en evidencia que una zona situada en la porción anteromedial del lóbulo temporal, delante del hipocampo, la amígdala cerebral, tenía un papel muy importante en la regulación de tales conductas emocionales, un experimento posterior puso en evidencia la importancia del amígdala desconectando la amigada de un hemisferio del cerebro para conocer la importancia en las respuestas conductuales frente a estímulos visuales y la gran sorpresa fue que tenía gran importancia en la regulación de conductas agresivas y que sirve como un gran centro de convergencia de información sensorial, cortical y visceral, cuya actividad varia acusadamente durante la conducta emocional. También se realizaron diversos experimento asociados con el miedo, terror e incluso en el aprendizaje de las conductas emocionales y las de gran trascendencia (condicionamiento de contexto) que empujan a ponerse más frecuentemente en contacto con aquellos estímulos que son importantes para mantener la especie; Para lograr este objetivo, la constelación de estímulos que identifican a un entorno en el que se obtiene la recompensa, se asocia a ésta y esta asociación tiene lugar en los núcleos baso laterales  de la amígdala y posiblemente esto sea dependiente del neurotransmisor glutamato y sus receptores NMDA.
Neocortex y emociones
Con anterioridad se conocía la participación del lóbulo frontal y concretamente de la corteza frontomedial en el desarrollo de las conductas emocionales, los estudios en pacientes con lesiones de zonas discretas de las áreas orbital y medial de la corteza prefrontal han permitido establecer que existen conexiones recíprocas de estas áreas con la amígdala y el hipocampo, de modo que los estímulos con contexto emocional de acuerdo con circuitos innatos o adquiridos por aprendizaje, actúan sobre la amígdala, pero las conexiones con la corteza prefrontal, el lóbulo temporal anterior y el hipocampo permiten que estas puedan activar esos mismos circuitos sin estímulos externos, por ejemplo, a través de la imaginación y la memoria explicita de aquellos. También sirve para reducir o eliminar las respuestas emocionales reflejas. En general es fundamental para la elaboración de conductas emocionales complejas, y estas constituyen la base de los sentimiento que son el componente consiente de la emoción. Es importante mencionar que la distribución de los diferente elementos de la emoción entre los dos hemisferio no es igual. La consecuencia de lesiones de la corteza cerebral prefrontal medial y orbitaria implicada en la emoción o de lesiones de la amígdala, se manifiestan por la incapacidad de los sujetos que las padecen para hacer juicios y valoraciones adecuadas de situaciones sociales complejas, también se manifiestan en enfermedades como la depresión o bipolar.










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Conclusiones
Considero de mucha importancia haber conocido una perspectiva más amplia para observar analizar y tratar con la emociones, siendo esta una forma muy interesante de abordarlas, a su vez la perspectiva neuropsicológica proporciona aproximaciones a la ubicación de estas y las repercusiones sobre la conducta los daños a los sistemas orgánicos que integran el SNC

Bibliografía
Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fís.Nat. (Esp)
Vol. 101, Nº. 1, pp 59-68, 2007
VII Programa de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica; Emociones y cerebro, Carlos Belmonte Martínez



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