miércoles, 3 de junio de 2015

El papi de hoy

El papi de hoy.

Con este articulo pretendo informarles sobre la importancia del ser padre en los niños y el cuidado que se debe de tener al elegir uno para nuestros hijo, porque nosotros adultos somos quien tomamos la decisión de serlo, les explico cómo funciona esto, pero primero les explico, ¿Cómo comprender la función paterna? Y no tomada desde un punto de vista psicoanalítico puramente si no desde una perspectiva más humanista. La función paterna es indispensable para diferenciar al hijo de la madre. La madre ocupa el espacio imaginario a partir del cual el niño tiene la ilusión de actuar en el mundo. Ella es una fuente de seguridad, que permite evitar la angustia del abandono; pero este universo de la madre y el hijo funciona como un mundo cerrado, y de aquí deriva la importancia de la función paterna. El padre tiene una función de separación o anulación de la fusión para que el niño pueda conquistar su propia autonomía. Él permite al niño acceder a la realidad y al lenguaje. Cuando está ausente el sentido del padre, el sentido del lenguaje, de la palabra y los términos corren riesgo de desaparecer y provocar la caída de lo simbólico. Con la alteración de la concentración, de lo cual se quejan muchos jóvenes en su vida escolar o universitaria, suele presentarse la dificultad de acceder a las diversas funciones simbólicas. El padre es también quien dice no (al niño y a la madre, lo cual permite justamente diferenciar a ambos padres), quien plantea la negación y señala lo prohibido o el límite a partir del cual la vida resulta posible. El rol de la función paterna otorga fundamento a la ley simbólica de la familia y sitúa al hijo en su lugar cuando éste manifiesta una tendencia a creerse el error de la madre o el representante de toda su imaginaria fuerza. El padre se sitúa como mediador entre el hijo y la realidad, consistiendo su rol en introducirlo a la realidad, lo cual favorece el despertar de la racionalidad, el sentido de las relaciones con el mundo exterior y el acceso a la cultura. Por último, la diferencia de los sexos, representada por el padre, tiene un rol de revelación y confirmación de la identidad sexual. La hija y el hijo inicialmente tienen de hecho una tendencia a identificarse con el sexo de la madre y el padre en la medida en que éste es reconocido por ella, lo cual permitirá a los hijos situarse sexualmente y creo aquí son los primeros problemas de identificación sexual que pudieran ocurrirles. Él confirma al muchacho en su propia masculinidad y revela la feminidad de la hija. La sociedad indiferenciada hacia la cual nos dirigimos, al desarrollar la pérdida de valor de la función paterna y el rechazo de su imagen. Los individuos padres luchan con dificultad contra esta representación social. De hecho ellos ejercen su propia paternidad ante sus hijos y son capaces de recurrir a la simbología patriarcal desde un punto de vista individual y psicológico. Los individuos con rol de padre no pueden luchar contra el modelo predominante de la representación del padre ausente, promovido por la legislación y difundido por los medios de comunicación masiva que de hecho son los mayor mente aprendidos por los niños en la actualidad, por eso es aquí donde debe alerta de que reciben nuestros hijos. El padre ha salido del escenario social, y con él la función de diferenciación. La queja en orden a la supuesta ausencia del padre debe enfocarse en la perspectiva de su negación social. El padre puede ser considerado socialmente ausente, pero no ha dejado de estar vivo en la psicología y las relaciones de compensación. Como muy bien se repite, la función paterna puede ser ejercida por diversas personas y también por la madre. Muchos hijos viven solos con la madre sin tener perturbaciones psicológicas, simplemente porque la madre evita un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el hijo. Ella sabe evitar confundirse con él en una relación de pareja, reconociendo el lugar del padre, y pone al hijo en relación con las demás personas, especialmente con otros hombres. La madre es capaz de hacer funcionar el simbolismo paterno, especialmente hasta el momento en que es necesario manifestar las prohibiciones fundamentales o los límites de lo posible. En esta situación, precisamente los hijos quieren situarse entre un padre y una madre siempre que conozcan a su padre y lo frecuenten, todo esto subordinado a las capacidades futuras de hacer cumplir a otros adultos un rol paterno, al igual que en el caso de los demás niños. A veces también se observan niños solos con la mamá, que pasan el tiempo queriendo casarse con ella, como si sintieran la exigencia de diferenciarse luego de ella para que cada uno ocupe su lugar. Ellos mismos están en condiciones de recurrir a la función de terceros. Este rol puede mantenerse en el plano psicológico; pero en el contexto actual siempre se produce a título individual, sin consecuencias sociales. Ese sistema, cuando llega a ser incoherente, puede llevarnos a un callejón sin salida, que redunda en una confusión relacional y en la negación de la diferencia generacional al negarse el sentido del tercero. Una sociedad que no sabe hacer respetar a los padres, los adultos, los profesores y los educadores muestra carencias evidentes en relación con el sentido de la paternidad. Las imágenes del padre han cambiado a menudo en los discursos y las representaciones sociales. El problema no reside ahí. Es al alterarse y más bien al suprimirse la figura simbólica de lo que significa el padre cuando se presenta el problema imaginemos las figuras de acción en comparación con un padre bueno socialmente hablando, se crea un gran sesgo donde los niños no ubican a su padre en esta sociedad. La inestabilidad afectiva de las parejas, que debilita el sentido del parentesco tanto en los adultos como en los niños, contribuye a fragilizar el vínculo social más de lo que se piensa. De hecho son los hombres y las mujeres, que no siempre saben identificar el carácter de sus sentimientos ni abordar las crisis de la relación y las etapas históricas de su vida de pareja, quienes debilitan la familia. El divorcio consensual tiene efectos perversos, al normalizar la ruptura «necesaria» en caso de conflictos. La confusión de los sentimientos conduce también a la confusión de los pensamientos y los roles. El padre es el símbolo de la prohibición del incesto, de la transmisión, de la diferencia y la alteridad, realidades que han llegado a ser insoportables en las concepciones actuales.
Hoy la función paterna tiende a confundirse con la función materna precisamente cuando, al mismo tiempo, está surgiendo un vigoroso impulso hacia descubrir la originalidad de la paternidad y su necesidad para el hombre, la esposa y el hijo. Los padres quieren ejercer su rol de mediadores y saben que los están esperando pero realmente estamos preparados como hombres y como padres, Además es importante la elección de ser uno o no, ya sea porque fue tuya o no esta misma, el problema no está allí si no en realmente sabemos tomarlo y usarlo o incluso hay casos donde se debe buscar y ganarlo, o incluso puede ir más lejos, como aprendemos a ser uno y el problema creo que tiene un trasfondo más grande, ¿realmente se puede aprender una figura de padre correcta en esta sociedad? , ¿Alguna vez te has preguntado qué figura de padre tuviste y en que personas eres parte de esa figura de padre? Y de aquí se pueden plantear muchas otras preguntas pero, la interrogante que dejo abierta a su interpretación es  ¿CONOCES A TÚ PADRE? 

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